martes, 2 de agosto de 2011

LETANIA DE LOS HOMBRES

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                 Autor: Damián Patón Fernández







Hay hombres que sueñan (en vano) con mujeres de postal

Pero siempre encuentran al hombre que es la mujer ajena



Hay hombres que nunca amarán mujeres, que solo quieren ser amadas

Hay hombres que nacieron para la guerra y la lucha

Jamás para el amor

Y hombres que tocan la cítara

Que beben y fuman en sórdidos garitos

Y saben amar con los dedos mutilados

Y las manos atadas

Hay hombres para quienes los labios de mujer son un rescate

Una recompensa

Un día de saldo gratis

Y paga doble el fin de semana

Hay hombres que son piratas en casa

Y amantes delicados en los burdeles

Hombres que no trabajan ni un palo en el agua

Y enamoran hasta el aire que los otros respiran

Hay hombres que menstrúan como todas las mujeres

Y derraman su semen a plazos

Como un mendigo en palacio

Hombres cuya belleza

Dejaría ciego a un Cíclope

Hombres cuya belleza no se ha escrito jamás en la pintura de los días



Hay hombres que es mejor dejar para el final

Como los postres

Para saciar el apetito en festines de júbilo

Hay hombres que no necesitan trajes ostentosos

Para untarse de poder

Hombres que nacen y viven en cárceles

Por crímenes cometidos

Y victimas que viven en libertad por delitos sin cometer

Hay hombres que perforan y penetran con toda su impotencia

La belleza imposible de un hermafrodita

Hombres para quienes el hijo es siempre su hijo

Mujeres para quienes el hijo es siempre la posesión

El juguete contra el hombre al que no pueden dominar como al hijo



Hay hombres cuyo silencio suena a música celestial

Hombres cuya maldad es peor que la maldad de la mujer

Y mujeres cuya perfidia dejaría en ridículo hasta la más venenosa de las serpientes

Hay hombres cuya fuerza reside

No en su billetera o su bragueta

Sino en su encanto sin par

Hombres que te miran y te desvisten con su fuego

Hay hombres cuyo corazón es un sintagma nominal

Una fuerza volcánica

Hombres a quienes cuando se les cae el pelo

Siempre tienen barbas frondosas

Que acoge un pecho frío



Hay hombres que se vuelven locos por las piernas de las bailarinas

Incluso por los pechos de la mujer de su hermano

Pero jamás traspasan el umbral

Acaso respetuosos con la fe

De sus instintos

El deseo no mata al hombre

Es la mujer quién retuerce el deseo

Hay hombres que solo sueñan con travestidos

Hombres que solo quieren gloria y poder

Hombres que un día retornan a la niñez

Al primer encanto

A la primera sonrisa

Y un día

Se mueren como todos


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