miércoles, 16 de septiembre de 2015

PEQUEÑOS GESTOS


Artículo de Mikel Goldstain/Reservado todos los derechos/Septiembre 2016-Barcelona


A veces las palabras se acaban. La realidad suprema las cerca, las golpea con sus imágenes. Las arrincona. Te quedas, seco como charco convertido en puro lodo. Sientes que te ha estafado el tahúr, que acaso, estaba dándote juegos de magia. Pero las palabras no bastan, como los poemas, como las canciones, como la música. Uno se cansa de la náusea de las imágenes manipuladas en la televisión: ahora les ha tocado a los pocos huidos de todas las guerras catástrofes y demás. Lo más horrible, es la manipulación: siempre implorando al de abajo, para que acuda en ayuda de otros más desfavorecidos y los oligarcas, se escudan en sus atalayas…Eso si los de abajo como siempre pringando en todo. Pringando en todo y siendo insolidarios consigo mismos. Pero las palabras no bastan. Te das cuenta de cómo la gente, cuanto más mayor, menos da de sí. Los ves, que jamás te reciben con los brazos abiertos, sino están de humor-aunque tú les recibas a ellos-, no valoran los pequeños gestos y si les llamas por teléfono y no te atienden la llamada. Les pillas en excusas ridículas, cuando tú siempre recibes sus llamadas, estés o no de humor. El respeto al otro es máximo, pero aquí esto no se valora y luego estos mismos son los primeros que piden respeto, comunicación. Y conoces a gente que hablan de conciencia, de maltrato y justicia social y lo hacen para darse imagen ellos, para llamar la atención sobre sí mismos, para ser gurús de lo políticamente correcto. ¡Qué asco! Y luego no practican con el ejemplo. Los ves en Facebook, en la calle…Hablas con la gente de aquí, de este país,. Tan faltos de confianza en sí mismos. Pocos son los dados, los que apartan lo negativo y te escuchan. Los que saben separar el yo, de los demás. Todos son mentiras…Todo es estulticia. Vacuidad. Todo.

 

 

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