martes, 31 de mayo de 2016

SOBRE MI MISMO

Artículo de Mikel Goldstain, con permiso de Damián Patón Fernández. / Reservado todos los derechos/ 31 de Mayo de 2016-Barcelona.

¿Nunca tuvieron la culpa los demás, de mi mala suerte? Vivo con poco-poquísimo- y me aburro en ocasiones. Voy dando palos de ciego, a diestro y siniestro. Mi vida es una nada vacía, pero tengo un potencial inmenso que me hace mantenerme a flote. Tuve la bendita desgracia de elegir el camino incorrecto…ser escritor, sentirme escritor, soy escritor. Por las tardes, en mi vida de desempleado-que a veces lamento, otras no. No aguanto a nadie-, me tumbo en baretos oscuros y si puedo, saco unos euros y me bebo alguna copas, Hablo a solas, con los desconocidos e incluso, como aquella vez, de hace veinte años, cuando estaba solo en una aldea abandonada de Orense, con la única compañía de un burro muy simpático que cuando le saludaba por las mañana, siempre entornaba las orejas y me miraba, algo así como desconcertado. Paso los días, jugando con mi inventiva, hablando o chateando por Facebook y engordando algo. Voy -cuando me tiro yo mismo de la oreja al gimnasio-, pagando cuota de parado y a clases de Hapkido, de tanto en tanto. Escribo novelas a ratos y desde hace décadas envío originales a editoriales. Me gustan las mujeres y gentes en general que conozco en Facebook-si hablar con fotos es conocer-. Hablo con escritores de cierta solera que cuando les cuento mis cuitas desaparecen: Nadie ayuda a nadie. Tengo salud, dos hijos, algo mayorcitos. Los amo, los quiero. Tengo mujer, pero soy de amantes y no comulgo con el futbol. Odio a las estrechas y estrechos de mente. No soporto la prepotencia, ni el endiosamiento. Soy tan pobre que me muevo en mis límites con la soltura de un ricachón. A mi edad, cincuenta y dos años, las cosas son de otra manera que cuando tenía veinte. Mas decepcionado, más pragmático, claro está. Es inevitable que escriba. Tengo períodos de reposo y períodos de actividad al escribir. En el mundo laboral he tenido tan mala suerte y he topado con tan mala gente, como también con mi carácter, que quizás ya va siendo hora de no  aguantar a nadie, esforzándome por un sueldo. Más me aburro a muerte, en ocasiones. ¿Qué jubilación me espera? Malditos trepas. Me siento afortunado de no ser uno de ellos. Tengo por seguro que moriré con la conciencia limpia, las manos más limpias aún…ayyy, estás manos que escribieron y escriben hermosas historias y acarician tus pechos o tus mejillas o tú pelo, corazón, como te quiero. Me fumo un puro, mientras camino bajo las tardes de primavera o recibo golpes de hapkido. Hablo con los sordos y me escuchan los mudos. Como canta Serrat, nací en el Mediterráneo. Tengo muchas almas que están en mi alma. Apartado a patadas de los agentes literarios, abandonado por los acomplejados y envidiosos, jamás he ganado premio alguno. No he tenido ocasión de ser conocido por los lectores, la mafia de la élite sigue aquí. Se escribe para el poder. ¿Lo hicieron los hoy considerados grandes escritores? Sé qué escribiendo, no me voy hacer rico, pero si tendré muchas riquezas inmateriales. Mi palabra es mi patria y además mi fuego, mi agua, mi sed y también el resplandor caustico que yo soy. El puro que me fumo al caer la tarde, me trae estos humos en cabriolas y como siempre el presente te revela quién eres: nadie. Un don nadie con mucha importancia para sí mismo.



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