miércoles, 6 de febrero de 2013

MI VIDA LABORAL

El presente artículo está escrito sin ningún animo literario, ni ello en si, se pretende. Es un artículo escrito en un lenguaje harto parco y sencillo, casi sin pulir. No se pretende en modo alguno adornarlo con belleza, sino mostrarlo árido, pues ha sidoe scrito con dolor, y con apatía. Todo lo que en el artículo se cuenta es tristisimo, aburrido, cotidiano. Lo normal.  Y ni siquiera se asoma, apenas a la realidad de los hechos. Al autor, le gustaría que las personas que lo leyerán, de sentirse identificadas expresarán su opinión, para compartir y no sentirse solo en sus experiencia.
Reservado todos los derechos.


Autor: Damián PAtón Fernández- Febrero 2013.





Mi vida laboral, ha sido una absoluta carrera de despropósitos; una acumulación de fracasos, de errores encadenados, de actitudes equivocadas, y acertadas. Ha sido un cumulo de humillaciones y de injusticias sin par, que me hacen pensar, ahora casi en los cincuenta que España es así. Ahora que el país es un cúmulo de putrefacción, un cúmulo de corrupción, donde el nido de víboras se revuelve cual un avispero, me demuestra que nuestras asquerosas instituciones, llenas de ese donaire de los prepotentes, están roídas hasta la medula por la avaricia.
Salí de la escuela a los catorce años.. Una educación primaria pos-franquista de lo peor. Antes de terminar primaria, mis padres que eran unos paletos, me sacaron de la escuela para ir a trabajar sin contrato, a un restaurante tres tenedores. Mis padres tenían cinco hijos y mi padre no podía trabajar, por enfermedad. Y yo era el mayor. En el restaurante, solo duré un día. Había colegas de la escuela. De mi edad, vamos. Todos chusma. El maitre me trataba fatal y me gritaba. Yo era friegaplatos. En mi vida he recibido peor trato .Al finalizar la jornada, era de madrugada. Salí de aquel antro de ejecutivos, con mis colegas y caminamos hasta casa, pero en el camino me amenazaron con que sino hacia lo que ellos decían, me cortarían el cuello. Literalmente. Se trataba de escabullirse entre los coches, abrirlos y robar... Me vi obligado y amenazado. Por eso solo duré un día y se lo dije a mi madre. Lo demás lo obviamos. Volví a la escuela. Cuando salí de la escuela, era la época de Suarez y no querían aprendices, etcétera. Luego recalé en varios trabajos y hay fallé. Un día trabajé en una frutería, sin contrato. No me gustó. Me puse a llorar como un descosido ante mi madre. Tenía dieciséis años. Era habitual, en el Inem. NO había mucho curro. Iba a probar algunos curros sin contrato un día y no me gustaban y me largaba. Estuve un día en una empresa, y no me gustó…Ese era mi error. En aquella empresa, si lo contemplo ahora con la distancia del tiempo, era un buen trabajo. Más tarde, a los dieciocho, me enchufaron, otra vez sin contrato, en un matadero, en Mataró. Lo dejé con mi hermano. Debo añadir que mi hermano lo dejó, pero él que fue prejuzgado fui yo. A mi hermano le volvieron a enchufar en otro trabajo y a mí no. Debo decir que los curas, como la mayoría de la gente, valoraban que las personas valen más por su trabajo, que por ser ellos mismos. Luego trabajé en un almacén un par de días, pero no valía y lo dejé. Más tarde, estuve en un a fabrica, sin contrato. Empleo que abandoné por otro temporal con contrato en la Isla fantasía. Dos meses. Trabajé con contrato para el ayuntamiento de Badalona, durante unos mes, en excavaciones arqueológicas, con pico y pala. Me fue bien. Trabajé, en una empresa de limpieza si contrato los seis primeros meses, con mi hermano, a quien  despidieron y a mí me recolocaron. Mal asunto. Uno de aquellos días, limpiando cristales de la oficina, un administrativo me gritó y yo le grité. El encargado de la oficina vino a violentarse conmigo y luego mi encargado. Más tarde, chulee a mi jefe y este me grito y me echó con cajas destempladas. Tenía 23 años. Un desastre. Trabajé en una cooperativa, con otros tipos, pero eran chusma. Uno de ellos estaba de mal humor, intento golpearme, porque no hacia las cosas como el quería… ¡y éramos una cooperativa! Me fui. Años más tarde, ese tipo me pidió disculpas… Una mierda. A continuación pasé a otra empresa de limpieza, sin contrato al principio. Finalmente cuando me contrataron, me enviaron a limpiar unas oficinas y la jefa de la oficina, quería que limpiara con ella delante, controlando cada limpieza que hacia cuando esto ocurría no le gustaba y te hablaba mal. Simplemente me fui y se lo dije al jefe por teléfono, quien bramando por teléfono, me dijo que volviera. No lo hice. Pedí la baja médica y al enviársela, en persona en la oficina, intentó agredirme. Trabajé para una señora que quería montar una empresa de limpieza. Una mierda. La compañera que tenía era una chivata y al poco la jefa estaba recriminando que debía hacer caso a la compañera. Le hablé mal y un empleado de la jefa, me amenazó. Trabajé varios meses para otra empresa de limpieza, .Un desastre. Así, estuve en varias  empresas de esta índole, donde había mucha chusma y gente con la que trabajabas  que ni te dirigían la palabra. Un par de veces, trabajé limpiando el metro, pero había mala gente y si trabajaba con los extranjeros, hacían piña y no te ayudaban. Más mierda. De entre los innumerables, trabajos dignos, pero de humillante trato por parte de todos; fui repartidor de propaganda, repartidor de periódicos, teleoperador. Aquí debo decir que trabajando para empresas de trabajo temporal, en el archivo histórico, teníamos como encargado a un marroquí cabron-que no es lo mismo que decir cabrones marroquíes-, quien  me hablo mal y le respondí. Lo curioso es que yo llegaba puntual a mi trabajo y como me tenia manía me gritaba. Me revelé. Lo pasé mal. Llamarón al jefazo y a la empleada de turno de la ett, y me trataron fatal. Trabajé, como teleoperador en una empresa, en la que curiosamente era supervisora una amiga de entonces, madrina de mi hijo. Era una casualidad, porque me contrató la ett. Solo bastaba para que me tomaran ojeriza las encargadas y los compañeros, no te dirigían la palabra o te hacían el vacío en el descanso. Acabé mal…y mi amiga, cuando estábamos en las oficinas de teleoperadores, pasaba ante mí y me ninguneaba…no existía…Recuerdo una ocasión que me la encontré en la calle, antes de entrar y estaba riéndome de una broma de un colega y ella se sintió molesta por que le hable, ante sus colegas. Chusma. ¿Y salíamos los fines  de semana a cenar y compartir, incluso íbamos de vacaciones! Hacia infinitos trabajos, de un día, de dos, descargando camiones. Recuerdo, una vez que descargue un camión y alguien que descargaba conmigo, se hizo daño y se enfureció conmigo…No sé, todo esto produce tanto dolor. Existen hechos de una repugnancia increíble: también trabajé, como ayudante de paleta, para un colega de fines de semanas. Se trataba de hacer obras en apartamentos. Subir sacos de cemento por las escaleras. Yo no lo dejé, aquel tipo al principio era normal, pero luego comenzó a mostrarse raro. Primero me pagaba la comida, después dijo que no podía. Me gritaba y dejó de hablarme. Asqueroso. Trabajé, como celador en el valle Hebrón…voy a obviar el trato, por parte de los fijos del lugar. Trabajé como auxiliar psiquiatría. En el primer psiquiátrico, el cura que lo dirigía, sin venir a cuento, me dijo al segundo día que no valía para aquello. No hubo contrato. En el segundo, duré quince días, pues la desidia en aquel lugar era tal, que te dejaban a solas con chiflados peligrosísimos. Trabajé en un almacén de pieles, cuyo compañero, se burlaba de mí y decía que quería follarse a mi novia. En aquella época-ya lejana-yo era un gilipollas acomplejado. Me despidió el jefe durante el periodo de pruebas, porque había hecho un trato con el compañero…La Ett, me envió a  una fábrica, para realizar el turno de tarde y los operarios me negaron la entrada a los vestuarios o no me hablaba. No duré ni treinta minutos, me fui  a mi casa. O en otra ocasión, que me enviaron a un almacén a las siete de la madrugada y debía comenzar y el encargado, un niñato, tras presentarme, me dijo que esperara, de malos modos y que ya me atendería. O trabajando descargando palets, sin contrato o recogiendo cartones. Etcetera. Trabajé sin contrato para una empresa de publicidad. De nuevo, repartiendo propaganda. Otra empresa de limpieza, mas desastres, Limp-tres, se llamaba. Estuve una semana trabajando de mecanógrafo, para el ayuntamiento de Barcelona. Dos meses, para la Generalitat como auxiliar de geriatría. Para correos y telégrafos, como sustituciones en estafetas, almacenes de correos, ayudante postal, etcétera. Fue nefasto, porque había buenas épocas, pero si te enviaban a estafetas, nadie se preocupaba de enseñarte…Directamente te negaban la palabra y te hacían la vida imposible. Pedía la baja médica por estress. Medica por estrés…así que mi trabajo con la chusma de correos, acabó un día en la central, harto de que nadie me instruyera, para atender al personal en ventanilla, sin más explicaciones. Trabajé como  cartero sustituto en mi barrio. En verano los carteros se  largaban de vacaciones  y te dejaban, los acuses de  recibo, los giros, los trabajos más difíciles…ni que decir tiene que acabe fatal. Cuando mi casé, mi mujer instalo un negocio de librería papelería, gracias a sus padres y así vivimos durante tres años, en los que nació mi hija. El negocio no marcho y tuvimos que bajar persiana. Cambiamos de barrio. Finalmente fui admitido en las listas del departamento de justicia, pero se me tumbó porque no tenía el nivel B de catalán. Los sindicatos recurrieron y me admitieron. Trabajé muy bien durante dos años en un juzgado de Granollers, pero se torcieron las cosas, cuando me cambiaron a mi compañero, por una arpía, que se encerraba con el magistrado –un viejo verde-, en el despacho para contarle sus penas. Se fue la secretaria habitual, que era una tonta y pusieron a otra secretaria, que era mi vecina. No hay palabras. Tuve que cesar de allí por acoso laboral. Fui a otros juzgados y se repetía la misma historia, hasta que recalé en el Servicio Civil y llevaba a domicilio como agente judicial, las citaciones. Fue bien, pero como estaba expedientado, me cesaron. Por último, recalé en un juzgado de Sant Feliu de Llobregat, donde volvía a repetirse el mismo proceso de acoso. Tuve que cesar y despedirme de la bolsa a los seis meses.  No me arrepiento de ello, pues la historia es ardua y triste, pero soy más feliz, que trabajando con esa gente. Quizás hasta me olvido de muchos empleos de paso, que he ido ejerciendo…empleos de vendedor de enciclopedias, de champús puerta por puerta, etcétera…Juzguen ustedes, yo ya me he juzgado a mí mismo.

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