lunes, 4 de noviembre de 2013

BREVE RECUERDO DEL JUZGADO NUMERO DOS DE GRANOLLERS



 Autor: Mikel Goldstain. Reservado todos los derechos. Noviembre-2013- Barcelona
 (El presente artículo no pretende  brillar como valor literario, sino mostrar de manera parca las experiencias del autor.)
Muchas veces me pregunto porque este país es así. Por qué sucede lo que sucede a nuestro alrededor y en definitiva…porque nada ha cambiado y todo dios se queda de brazos cruzados. Solo tenemos que revisar nuestra historia pasada y reciente, para mirarnos cara a cara. Todo surge desde nosotros mismos. Somos así, por mala costumbre. En nuestra vida cotidiana nos comportamos así. Las instituciones están podridas hasta le medula. Todo apesta y la putrefacción no sirve de abono…se pudre y enrarece el aire. Los de abajo son tan responsables como los miserables de arriba. La miseria de arriba. La miseria de abajo. Aún tengo fresco ciertos recuerdos de mi experiencia en el juzgado número dos de Granollers. Y de esto hace prácticamente una década. Fui allí a trabajar como interino, sin experiencia en la labor de Agente de auxilio Judicial. El ambiente al principio era bueno. Todas mujeres, excepto un vejestorio prepotente y engreído que era el magistrado. De este pobre de espíritu hablaré en otra ocasión. Recuerdo a las compañeras de los otros juzgados. El ambiente entre colegas podría decirse aceptable .Con el paso del tiempo, las miserias se descubrieron. Tuve mala suerte cuando el compañero que primero tuve, se marchó a otro juzgado y le sustituyó una arpía, miserable. Es otro asunto. Recuerdo que solía hablarme con otra agente del juzgado de al lado, el juzgado número uno, una tal  lA. Siempre me resultó una persona agradable y razonable. El tiempo demostró que no era así. Tenía problemas con su compañero de trabajo, que al final pidió traslado a otro juzgado, fuera de Cataluña. El tipo me llamaba por teléfono de vez en cuando y en fin, eso le molestó a ella. Ignoro el por qué. Yo me hablaba bien con ellos dos. Recuerdo que su actitud, pasó de ser amiga a hostil, sin malas palabras, sino con hechos…algo por otra parte bastante típico en el mundo laboral femenino. En cierta ocasión de regreso de unas minivacaciones, alguien manipulo el aire acondicionado y mira por donde la culpa era mía, cuando yo había estado de  vacaciones. No sé quién propagó la leyenda de que yo lo estropeaba todo. La juez interina-por lo demás una incompetente total, según manifestación de los abogados, quienes la calificaban de una ignorante en derecho-, me culpaba a mí. A, me dijo si yo lo había manipulado y dije que no. Pero me di cuenta de su actitud hostil, sorda y callada. De eso pasó a considerarme un tío raro al que le ocurrían cosas raras en el juzgado. Ni más ni menos me ocurría lo que a todos y más en un juzgado donde se resuelven conflictos de toda índole. A ella nunca le habían ocurrido, pero me culpaba de ello. Y sobre todo me culpaba de que me hablara con su compañero ya en otro juzgado y de no estar en su bando. Más adelante tuve problemas con mi nueva compañera, por lo demás una puta rastrera que carecía de categoría y se encerraba en el despacho del magistrado baboso para INTENTAR CAMELARLO. COMO SURGIERON DIFERENCIAS ENTRE ELLA Y YO…HASTA EL MOMENTONO HABIA PROBLEMAS EN EL TRABAJO, PERO ELLA INSISTIA EN QUE CADA UNO DEBIA HACER SU PARTE, CUANDO EN UNIÓN ERA MAS RÁPIDO…LOS JEFES SE PUSIERON DE PARTE DE LLA Y EN FIN…. Otra agente M, de otro juzgado hizo lo propio…El ambiente fue enrareciéndose. Necesitaban un chivo expiatorio. Así es como funcionamos en este país a todos los niveles, aun cuando el ejemplo parezca poco ilustrativo, es claro.

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