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Autor: Damián PAtón Fernández- Febrero 2013.
Mi vida laboral, ha
sido una absoluta carrera de despropósitos; una acumulación de fracasos, de
errores encadenados, de actitudes equivocadas, y acertadas. Ha sido un cumulo
de humillaciones y de injusticias sin par, que me hacen pensar, ahora casi en
los cincuenta que España es así. Ahora que el país es un cúmulo de
putrefacción, un cúmulo de corrupción, donde el nido de víboras se revuelve
cual un avispero, me demuestra que nuestras asquerosas instituciones, llenas de
ese donaire de los prepotentes, están roídas hasta la medula por la avaricia.
Salí de la escuela a
los catorce años.. Una educación primaria pos-franquista de lo peor. Antes de
terminar primaria, mis padres que eran unos paletos, me sacaron de la escuela
para ir a trabajar sin contrato, a un restaurante tres tenedores. Mis padres
tenían cinco hijos y mi padre no podía trabajar, por enfermedad. Y yo era el
mayor. En el restaurante, solo duré un día. Había colegas de la escuela. De mi
edad, vamos. Todos chusma. El maitre me trataba fatal y me gritaba. Yo era
friegaplatos. En mi vida he recibido peor trato .Al finalizar la jornada, era
de madrugada. Salí de aquel antro de ejecutivos, con mis colegas y caminamos
hasta casa, pero en el camino me amenazaron con que sino hacia lo que ellos
decían, me cortarían el cuello. Literalmente. Se trataba de escabullirse entre
los coches, abrirlos y robar... Me vi obligado y amenazado. Por eso solo duré
un día y se lo dije a mi madre. Lo demás lo obviamos. Volví a la escuela.
Cuando salí de la escuela, era la época de Suarez y no querían aprendices,
etcétera. Luego recalé en varios trabajos y hay fallé. Un día trabajé en una
frutería, sin contrato. No me gustó. Me puse a llorar como un descosido ante mi
madre. Tenía dieciséis años. Era habitual, en el Inem. NO había mucho curro.
Iba a probar algunos curros sin contrato un día y no me gustaban y me largaba.
Estuve un día en una empresa, y no me gustó…Ese era mi error. En aquella
empresa, si lo contemplo ahora con la distancia del tiempo, era un buen
trabajo. Más tarde, a los dieciocho, me enchufaron, otra vez sin contrato, en
un matadero, en Mataró. Lo dejé con mi hermano. Debo añadir que mi hermano lo
dejó, pero él que fue prejuzgado fui yo. A mi hermano le volvieron a enchufar
en otro trabajo y a mí no. Debo decir que los curas, como la mayoría de la
gente, valoraban que las personas valen más por su trabajo, que por ser ellos
mismos. Luego trabajé en un almacén un par de días, pero no valía y lo dejé. Más
tarde, estuve en un a fabrica, sin contrato. Empleo que abandoné por otro
temporal con contrato en la Isla fantasía. Dos meses. Trabajé con contrato para
el ayuntamiento de Badalona, durante unos mes, en excavaciones arqueológicas,
con pico y pala. Me fue bien. Trabajé, en una empresa de limpieza si contrato
los seis primeros meses, con mi hermano, a quien despidieron y a mí me recolocaron. Mal asunto.
Uno de aquellos días, limpiando cristales de la oficina, un administrativo me
gritó y yo le grité. El encargado de la oficina vino a violentarse conmigo y
luego mi encargado. Más tarde, chulee a mi jefe y este me grito y me echó con
cajas destempladas. Tenía 23 años. Un desastre. Trabajé en una cooperativa, con
otros tipos, pero eran chusma. Uno de ellos estaba de mal humor, intento
golpearme, porque no hacia las cosas como el quería… ¡y éramos una cooperativa!
Me fui. Años más tarde, ese tipo me pidió disculpas… Una mierda. A continuación
pasé a otra empresa de limpieza, sin contrato al principio. Finalmente cuando
me contrataron, me enviaron a limpiar unas oficinas y la jefa de la oficina,
quería que limpiara con ella delante, controlando cada limpieza que hacia
cuando esto ocurría no le gustaba y te hablaba mal. Simplemente me fui y se lo
dije al jefe por teléfono, quien bramando por teléfono, me dijo que volviera. No
lo hice. Pedí la baja médica y al enviársela, en persona en la oficina, intentó
agredirme. Trabajé para una señora que quería montar una empresa de limpieza.
Una mierda. La compañera que tenía era una chivata y al poco la jefa estaba
recriminando que debía hacer caso a la compañera. Le hablé mal y un empleado de
la jefa, me amenazó. Trabajé varios meses para otra empresa de limpieza, .Un
desastre. Así, estuve en varias empresas
de esta índole, donde había mucha chusma y gente con la que trabajabas que ni te dirigían la palabra. Un par de
veces, trabajé limpiando el metro, pero había mala gente y si trabajaba con los
extranjeros, hacían piña y no te ayudaban. Más mierda. De entre los innumerables,
trabajos dignos, pero de humillante trato por parte de todos; fui repartidor de
propaganda, repartidor de periódicos, teleoperador. Aquí debo decir que
trabajando para empresas de trabajo temporal, en el archivo histórico, teníamos
como encargado a un marroquí cabron-que no es lo mismo que decir cabrones
marroquíes-, quien me hablo mal y le respondí.
Lo curioso es que yo llegaba puntual a mi trabajo y como me tenia manía me
gritaba. Me revelé. Lo pasé mal. Llamarón al jefazo y a la empleada de turno de
la ett, y me trataron fatal. Trabajé, como teleoperador en una empresa, en la
que curiosamente era supervisora una amiga de entonces, madrina de mi hijo. Era
una casualidad, porque me contrató la ett. Solo bastaba para que me tomaran
ojeriza las encargadas y los compañeros, no te dirigían la palabra o te hacían
el vacío en el descanso. Acabé mal…y mi amiga, cuando estábamos en las oficinas
de teleoperadores, pasaba ante mí y me ninguneaba…no existía…Recuerdo una
ocasión que me la encontré en la calle, antes de entrar y estaba riéndome de
una broma de un colega y ella se sintió molesta por que le hable, ante sus
colegas. Chusma. ¿Y salíamos los fines
de semana a cenar y compartir, incluso íbamos de vacaciones! Hacia
infinitos trabajos, de un día, de dos, descargando camiones. Recuerdo, una vez
que descargue un camión y alguien que descargaba conmigo, se hizo daño y se
enfureció conmigo…No sé, todo esto produce tanto dolor. Existen hechos de una
repugnancia increíble: también trabajé, como ayudante de paleta, para un colega
de fines de semanas. Se trataba de hacer obras en apartamentos. Subir sacos de
cemento por las escaleras. Yo no lo dejé, aquel tipo al principio era normal,
pero luego comenzó a mostrarse raro. Primero me pagaba la comida, después dijo
que no podía. Me gritaba y dejó de hablarme. Asqueroso. Trabajé, como celador
en el valle Hebrón…voy a obviar el trato, por parte de los fijos del lugar.
Trabajé como auxiliar psiquiatría. En el primer psiquiátrico, el cura que lo
dirigía, sin venir a cuento, me dijo al segundo día que no valía para aquello.
No hubo contrato. En el segundo, duré quince días, pues la desidia en aquel
lugar era tal, que te dejaban a solas con chiflados peligrosísimos. Trabajé en
un almacén de pieles, cuyo compañero, se burlaba de mí y decía que quería
follarse a mi novia. En aquella época-ya lejana-yo era un gilipollas
acomplejado. Me despidió el jefe durante el periodo de pruebas, porque había
hecho un trato con el compañero…La Ett, me envió a una fábrica, para realizar el turno de tarde y
los operarios me negaron la entrada a los vestuarios o no me hablaba. No duré
ni treinta minutos, me fui a mi casa. O
en otra ocasión, que me enviaron a un almacén a las siete de la madrugada y
debía comenzar y el encargado, un niñato, tras presentarme, me dijo que
esperara, de malos modos y que ya me atendería. O trabajando descargando
palets, sin contrato o recogiendo cartones. Etcetera. Trabajé sin contrato para
una empresa de publicidad. De nuevo, repartiendo propaganda. Otra empresa de limpieza,
mas desastres, Limp-tres, se llamaba. Estuve una semana trabajando de mecanógrafo,
para el ayuntamiento de Barcelona. Dos meses, para la Generalitat como auxiliar
de geriatría. Para correos y telégrafos, como sustituciones en estafetas, almacenes
de correos, ayudante postal, etcétera. Fue nefasto, porque había buenas épocas,
pero si te enviaban a estafetas, nadie se preocupaba de enseñarte…Directamente
te negaban la palabra y te hacían la vida imposible. Pedía la baja médica por
estress. Medica por estrés…así que mi trabajo con la chusma de correos, acabó
un día en la central, harto de que nadie me instruyera, para atender al
personal en ventanilla, sin más explicaciones. Trabajé como cartero sustituto en mi barrio. En verano los
carteros se largaban de vacaciones y te dejaban, los acuses de recibo, los giros, los trabajos más
difíciles…ni que decir tiene que acabe fatal. Cuando mi casé, mi mujer instalo
un negocio de librería papelería, gracias a sus padres y así vivimos durante
tres años, en los que nació mi hija. El negocio no marcho y tuvimos que bajar
persiana. Cambiamos de barrio. Finalmente fui admitido en las listas del
departamento de justicia, pero se me tumbó porque no tenía el nivel B de catalán.
Los sindicatos recurrieron y me admitieron. Trabajé muy bien durante dos años
en un juzgado de Granollers, pero se torcieron las cosas, cuando me cambiaron a
mi compañero, por una arpía, que se encerraba con el magistrado –un viejo
verde-, en el despacho para contarle sus penas. Se fue la secretaria habitual,
que era una tonta y pusieron a otra secretaria, que era mi vecina. No hay
palabras. Tuve que cesar de allí por acoso laboral. Fui a otros juzgados y se
repetía la misma historia, hasta que recalé en el Servicio Civil y llevaba a
domicilio como agente judicial, las citaciones. Fue bien, pero como estaba
expedientado, me cesaron. Por último, recalé en un juzgado de Sant Feliu de
Llobregat, donde volvía a repetirse el mismo proceso de acoso. Tuve que cesar y
despedirme de la bolsa a los seis meses.
No me arrepiento de ello, pues la historia es ardua y triste, pero soy más
feliz, que trabajando con esa gente. Quizás hasta me olvido de muchos empleos
de paso, que he ido ejerciendo…empleos de vendedor de enciclopedias, de champús
puerta por puerta, etcétera…Juzguen ustedes, yo ya me he juzgado a mí mismo.
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