Autor: Josep Piella
Vila/ Poesía/Editado por Playa de ÄKABA/78 páginas.(I Premio Poesía Playa de ÄKAba)
Artículo de Mikel
Goldstain/Abril 2015- Barcelona.
Como lector, agradezco
a los poetas, que aún “caminen”, por
este mundo, regalándonos el fruto de su vida interior. Por qué sin poesía, sin
novelas, sin libros en general… ¿Qué sería de todos nosotros? El
Caminante de Hojalata, pertenece a ese género de poesía que es
exclusivo del autor. Todos hemos sido ese Caminante
de Hojalata, que ha vagado por las ciudades por el mundo (y su mundo
interior), en contraste con la realidad.
Puesto que me leí, este libro de poemas, en determinados momentos de
hojalata, cuando la artillería de la soledad me golpeaba, puede sentir esa soledad
de las cosas, la ciudad y los demás; en estos poemas, que nos abren como puertas, la realidad y la hiperrealidad
de los hechos. La poesía, lógicamente no es novela y la poesía se debe leer
cuando de repente necesitas la compañía de los poemas en medio del fragor de
los hechos, de la batalla cotidiana. Es
una poesía transparente, clara, casi como una fotografía. Como si el mismo autor
lo hubiera grabado con la cámara de video de su mente , volcándola directamente
las imágenes sin aliñar; El fleco de una
servilleta de papel, una sala de cine vacía con alguien llorando , solo entre
la multitud de butacas vacías. El gentío en el metro. Los niños jugando en
plazas castigadas por la ausencia. La luz de la ciudad. La soledad de los
cuentos de hadas. El hastío mientras, comes solo en un restaurante, en el cual,
todos los comensales están en buena compañía, menos tú. Poemas que poetizan una realidad sin poesía y a fuerza de
inspirar ese color insípido; sepia, restallan como un espejo que refleja toda la
potencia de su luz. “Tengo miedo a tanto espacio
inmóvil”-poema: Camino IV, pagina 15. Y uno siente que el curandero, puede
susurrarle cuánticas notas mágicas de tiempos perdidos, en medio de este
presente que adolece de visiones digitales, hermosas y deslumbrantes, pero virtualmente
carentes de carne y hueso. Aquí la soledad se convierte en una esperanza. Una
soledad sin trajes ni victorias, pero tampoco pesimista. Depurada. Depurada,
como un payaso sin disfraz. Me he sentido extrañamente identificado con esta
soledad de caminos en el cuento de Alicia. Es muy raro. No sabría como decirlo,
pero los poemas me han resultado una hoja de ruta, de sentimientos sueltos y
fellinianos. “En la habitación de al lado
un televisor habla de un atentado con 52 muertos en la cola de una panadería en
Kabul”-Camino XIII, página 24. Y. “La soledad es esto, tiempo sin esperanza”.
Lean este libro como yo lo leí, en momentos
estacionales, cuando el primer café de la mañana nos hace degustar el día que
viene. Somos, Caminantes de Hojalatas,
con la textura de la carne y los sentidos que nos da la vida.
Email: Mikel.goldstain@yahoo.es
Skype: damian48518
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