lunes, 27 de abril de 2015

SOBRE EL CAMINANTE DE HOJALATA




Autor: Josep Piella Vila/ Poesía/Editado por Playa de ÄKABA/78 páginas.(I Premio Poesía Playa de ÄKAba)

Artículo de Mikel Goldstain/Abril 2015- Barcelona. 

Como lector, agradezco a los poetas, que aún “caminen”, por este mundo, regalándonos el fruto de su vida interior. Por qué sin poesía, sin novelas, sin libros en general… ¿Qué sería de todos nosotros? El Caminante de Hojalata, pertenece a ese género de poesía que es exclusivo del autor. Todos hemos sido ese Caminante de Hojalata, que ha vagado por las ciudades por el mundo (y su mundo interior), en contraste con la realidad.  Puesto que me leí, este libro de poemas, en determinados momentos de hojalata, cuando la artillería de la soledad me golpeaba, puede sentir esa soledad de las cosas, la ciudad y los demás; en estos poemas, que nos abren  como puertas, la realidad y la hiperrealidad de los hechos. La poesía, lógicamente no es novela y la poesía se debe leer cuando de repente necesitas la compañía de los poemas en medio del fragor de los hechos, de la batalla cotidiana.   Es una poesía transparente, clara, casi como una fotografía. Como si el mismo autor lo hubiera grabado con la cámara de video de su mente , volcándola directamente las imágenes sin aliñar; El fleco de una servilleta de papel, una sala de cine vacía con alguien llorando , solo entre la multitud de butacas vacías. El gentío en el metro. Los niños jugando en plazas castigadas por la ausencia. La luz de la ciudad. La soledad de los cuentos de hadas. El hastío mientras, comes solo en un restaurante, en el cual, todos los comensales están en buena compañía, menos tú. Poemas que poetizan una realidad sin poesía y a fuerza de inspirar ese color insípido; sepia, restallan como un espejo que refleja toda la potencia de su luz. “Tengo miedo a tanto espacio inmóvil”-poema: Camino IV, pagina 15. Y uno siente que el curandero, puede susurrarle cuánticas notas mágicas de tiempos perdidos, en medio de este presente que adolece de visiones digitales, hermosas y deslumbrantes, pero virtualmente carentes de carne y hueso. Aquí la soledad se convierte en una esperanza. Una soledad sin trajes ni victorias, pero tampoco pesimista. Depurada. Depurada, como un payaso sin disfraz. Me he sentido extrañamente identificado con esta soledad de caminos en el cuento de Alicia. Es muy raro. No sabría como decirlo, pero los poemas me han resultado una hoja de ruta, de sentimientos sueltos y fellinianos. “En la habitación de al lado un televisor habla de un atentado con 52 muertos en la cola de una panadería en Kabul”-Camino XIII, página 24. Y. “La soledad es esto, tiempo sin esperanza”.  Lean este libro como yo lo leí, en momentos estacionales, cuando el primer café de la mañana nos hace degustar el día que viene. Somos, Caminantes de Hojalatas, con la textura de la carne y los sentidos que nos da la vida.

 


Skype: damian48518

 

 

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