domingo, 11 de noviembre de 2012

DE LA GENTE

Artículo de Mikel Goldstain. registrado en la propiedad intelectual. Todos los derechos reservados. 
Este artículo no tiene ínfulas literarias.




Yo, que ha estas alturas de mi vida, me he vuelto insospechadamente un misántropo…puesto que a la fuerza, se dice, ahorcan. Debo decirlo: la humanidad me produce nauseas. Siento escribir esto, pero por desgracia, mis razones tengo…como todos. Y he tenido que actuar en contra de mis convicciones y de mis intereses, en contra de lo que siento y de lo que creo. En esta vida todo es vanidad e intereses. Voy  a incluir algunos pequeños ejemplos, anti literarios. Durante mucho tiempo he sido muy amigo de mis amigos. Me gusta hablar con la gente. Hay cosas inexplicables, por ejemplo, como la de aquel señor, ya algo mayor, que conocí en el sindicato de correos. Pertenecía al sindicato de correos. Es un señor del barrio; bajito y rechoncho, a quién yo consideraba un tipo agradable. Le conocí en mis estancias en correos, con los inevitables problemas laborales que suelen surgir en lugares como esos. Coincidía que vivíamos en el mismo barrio. Durante años, me paraba en la calle, para charlar y preguntarme como iba y todo eso. Y digo durante años. De la noche a la mañana, sin mediar ningún tipo de problema, como nos solíamos ver en el barrio cuando coincidíamos, le saludaba y volvía la cara. En otra ocasión, me topé con él en la panadería para charlar, pero ni me miraba o me respondía hoscamente con evasivas. Muy estúpido, me áspero. Y si me lo encontraba en la calle, giraba la cara. Son esas actitudes inexplicables, que suelen sucederle a uno, y que uno, no entiende por que ocurren, puesto que el interesado en cuestión solo es el único que lo sabe. Desde luego yo no he hecho nada. Volvimos a coincidir en la cola del súper, en compañía de su marido-el señor bajito y rechoncho en cuestión es gay-…actuó como si yo, no existiera. La gente sabrá que pasa por su cabeza.
En el gimnasio en el que yo solía ir asiduamente. El gimnasio es el Safa, de mi barrio-ya no voy-coincidía, también con una señora del barrio, que parecía agradable. Una señora algo mayor y bastante gastada. Hablábamos de nuestros problemas. Incluso, lógicamente coincidíamos en el barrio y nos saludábamos o preguntábamos como iba. Probablemente yo, sin saberlo, sea un pelma, y no me haya enterado. Pero he aquí, que sin venir a cuento de repente me la encuentro como siempre en el gimnasio y ni me mira. Le saludé, pero ni me miró. Hablaba a los otros, pero a mi me ignoraba. Eso si, utilizando el recurso de que es una pobre victima en la vida, a los demás…el mismo juego que utilizó conmigo. Ya me di cuenta de que pie calzaba. Así que como es inevitable me la encontré de frente en la calle y giró la cara. Una vez, indignado, pasando a su lado musité patéticamente: VETE A LA MIERDA. No debería haberlo hecho, por que cada uno es libre de saludarte o no…eso si, que luego no pidan amabilidad o ayuda. Debo decir, que quizás yo haya hecho algo, con otras personas, pero no a propósito. Me refiero por ejemplo, a un vigilante-del barrio también-, con el que me topaba y charlábamos. Un día iba con prisas y no más le saludé. Me dio la impresión de que se quedó parado…cuando volví a encontrarme con él, ya no me miraba, ya no me saludaba. Increíble…Hace muchos años, hice algo que si, creo fue incorrecto. Me topé con un conocido, que solía hablarme y contarme su vida. No estaba mal. Un día, le dije que tenia mucha prisa y se molestó…jamás volvió a dirigirme la palabra. Mi misantropía no tiene vuelta …aquí somos asi.,. Según nos convenga. Si leén este articulo, seguro se sentirán identificados. Seguro.


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