Desde el principio fui otro que no era yo. No me hallaba en sí. Sin otra condición y en busca de mí mismo, me extravíe por los senderos y círculos de la vida, al modo de Dante en su comedia. Y hallé, otro que era yo, pero no era. Moldeado al gusto y el parecer de los demás. Era como la flauta, por cuyos huecos soplaba y silbaba la música de los otros, entonada en mí. Pero yo sabía que iba extraviado por los senderos de la vida y que los lobos hambrientos añoraban la carnaza. Nadie me entendía. Solitario todos los días de mi vida. Solo conmigo mismo. Luchador en el mar sin navío de mí mismo. Dije a todo si y al abrir la boca, hablaba otros idiomas y cuando decía lo que anhelaban oír, era extranjero en casa. Extraño en familia; mi patria, mi exilio. Y creían que hablaba, palabras de otros tiempos.
Esto os cuento.
De próxima aparicion del Bubok.es y editorial islavaria.
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