Autor: Elías
Gorostiaga/ Editorial: Playa de Ákaba/ 62 páginas.
Artículo de Mikel
Goldstain/ Todos los derechos reservados/ Mayo de 2015-Barcelona.
Siento una rara
extrañeza singular al escribir sobre este pequeño libro de poemas, que pesa en
sus ecos y resonancias. Todos los libros contienen su secreto y su magia
alterna, por qué de no ser así, qué sentido tendría abrir la boca del alma y
cantar plañideros la salmodia del mundo, que adentro nuestro se nos inoculó
como un virus contradictorio en sí mismo. TIERRA
DE INVIERNO, canta, recita y
salmodia, un mundo que existe pero que no está a la vista. Para quienes somos
urbanitas a la fuerza, el mundo natural que aquí llamea, es distante para
nosotros en una evocación idílica, pero no real. Todos los poemas de invierno
causan la impresión de una belleza distante, vista desde lejos, pero sentida
muy profundamente; lánguidos perros se muerden en esta sombra de leche cremosa.
Una impotencia de lo que se siente, extraídas en la supuesta frialdad de imágenes,
que queman nada más leerlas y sentirlas. Gorostiaga ha sacado con la boca
cerrada y sellada por el silencio, el grito en la poesía de un tiempo que le
pertenece, de unas imágenes en blanco y negro. Con el alma, siento está poesía como
en esas marismas o brumas de una Escocia
antigua. De un norte aquí, calentándose en el Caribe del recuerdo. Perdonen la
retórica, pero no puedo expresarlo de otra manera. Aquí la distancia parece próxima
y la proximidad, una distancia, que no rehúye la cercanía. Hay mucho dolor y
también mucha melancolía de cosas, sentidos y
emociones perdidas. Una cita: POEMA III, PAG-19: Y allí, en el fondo negro y espeso/donde las huellas se
borran/encontrarán una nube de ojos y de peces antiguos/pero ya será tarde para
las preguntas/porque en la oscuridad de las pozas/los ojos solo son de terrible
expresión.
e-mail:mikel.goldstain@yahoo.es
Skype:damian48518
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