jueves, 22 de enero de 2015

2-TAL COMO SALE- INICIO (FRAGMENTO)


Primera edición: marzo de 2013

© Damián Patón Fernández

© Ediciones Carena

c/ Alpens, 8

08014 Barcelona

Tel. 934 310 283

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Diseño cubierta: Davinia Martín

Maquetación: Patricia Vélez

Corrección: Begoña Eladi

Depósito legal: B-9225/2013

ISBN: 978-84-15681-54-0

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Desde el principio fui otro que no era yo. No me hallaba en sí. Sin otra condición y en busca de mí mismo, me extravíe por los senderos y círculos de la vida, al modo de Dante en su comedia. Y hallé, otro que era yo, pero no era. Moldeado al gusto y el parecer de los demás. Era como la flauta, por cuyos huecos soplaba y silbaba la música de los otros, entona­da en mí. Pero yo sabía que iba extraviado por los senderos de la vida y que los lobos hambrientos añoraban la carnaza. Nadie me entendía. Solitario todos los días de mi vida. Solo conmigo mismo. Luchador en el mar sin navío de mí mismo. Dije a todo sí y al abrir la boca, hablaba otros idiomas y cuando decía lo que anhelaban oír, era extranjero en casa. Extraño en familia; mi patria, mi exilio. Y creían que hablaba, palabras de otros tiempos.

Esto os cuento.

Soy el médium… Vuestro médium.

…pero bueno, este festín es para disfrutar. Y mis palabras, para los pocos que quieran leerlas. ¿Querrá leerlas alguien? ¿De verdad? ¿Lee alguien hoy? ¿Quién? ¡Los ciegos, los cie­gos! Quizá dentro de poco, todos los libros de la enorme bi­blioteca de la Tierra ardan en la pira del terrible fuego de las más bellas imágenes. Y nos ahogaremos, cual Narcisos, en el opaco espejo de las pantallas del celuloide. No necesitaremos espejos. El espejo será la «imagen». Y lo superficial sustituirá paulatinamente a lo auténtico. Y leer y amar y cortejar será cosa de milagro. Lo inocuo se cotiza alto en la bolsa. Son los perversos tiempos del capitalismo, demoníaco y oculto. Su fin y proeza, sin humanidad.

2

Me llamo Mikel Goldstain y soy una entidad subversiva. El rayo que me penetra. La furia que revela mis perturbaciones de ánimo. El cero y el múltiplo. «Estoy tan muerto, que el resto de la humanidad apesta a vida». Soy una perfecta aberración. Nací con un tatuaje: «El escorpión y la salamandra, luchando en el círculo de fuego». He huido de tanta lujuria y lascivia que me martirizaba como una fiebre salvaje. «Es mi educación». Debe ser mi educación y la debilidad que me nombra. Debe ser que nunca pude aceptar a mis padres. «Debe ser mi jodida educa­ción, maldita sea». Yo no tenía problemas. No los problemas de todos esos gilipollas que ruedan por la «gran noria zanaho­ria de la normalidad». Soy tan normal que mi sensibilidad se expande como un fuego que todo lo incendia. «Destrucción y construcción», este es mi nombre.

Este es el fin de todo.

Aquí podría explicar por qué no me gusta la gente. Aquí podría explicar por qué creo que la gente es cruel y su cruel­dad contribuye a que nos comportemos como la escoria que somos. No creo en la gente, porque no me gusta y «yo soy la gente». No creo en Dios, ni en dioses. No creo en la sociedad de consumo, «pero es la única que tengo». Estoy tan muerto que asciendo a la resurrección de este caos que todo lo engen­dra. El sexo es como destruir, como sacar la lengua y explorar el infinito. El cielo estaba allí, ahora que lo pienso, ahora que pienso en todo eso… en todas las humillaciones sufridas, en todos los golpes recibidos y en mi familia. Por lo que a mí respecta, mi familia es lo peor que me ha podido ocurrir. A pesar de ser hijo de familia numerosa, a pesar del cáncer que a todos nos devora, si lo que han llamado mi familia, esto es: mis padres y hermanos (esos extraños) murieran, no sentiría nada. De hecho, los vínculos de sangre no significan nada. Los vínculos de afecto, de cariño, de compañía… contienen el significado puro y profundo del amor. El significado de la palabra familia es el significado de la destrucción sistemática, del odio progresivo en la fricción constante. Toda familia en mayor o menor medida es el nido donde confluye la unión por intereses de supervivencia, de religión, de seguridad… la mujer establece esa sintonía. El hombre la capta y la deforma.

Basura.

Estoy destruyéndome. Infinitos mundo habitan en mí. Estoy buscando la legión de apestados que conviven en mí. Soy una anomalía absoluta. Y esto es lo que os quiero contar. El cero desnudo. La sangre pura y cristalina.

Estoy atrapado dentro de mí. Las sucesivas imágenes de do­lor, humillación y rencor me martirizan. Estoy atrapado den­tro de mi gran ego. Estoy atrapado.

A menudo siento una soledad que ni las palabras son capa­ces de definir. Una soledad que no es de este mundo.

Estamos aquí, afluyendo como bandadas de ceros infinitos, en llanuras secretas de desiertos repletos de multitudes de so­ledad.

2 comentarios:

  1. Ciertamente inquietante y sobrecogedor. No te imaginaba en esta tesitura, pero mis felicitaciones. Es solo un fragmento, pero es todo un señor punto de partida.

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