Artículo de Damián Patón
Fernández- marzo 2013- Barcelona.
El
pozo, libro de poemas. Autor: José Membrive, publicado por Ediciones Carena.-2009
Ahora lo sé, la sombra
es el verdugo… (Del poema; Maldición, pagina 19-El pozo).
De todos los libros de
poemas que he leído a lo largo de casi mis cincuenta años de existencia-, no sé
si viviré otros cincuenta para seguir zambulléndome en la poesía-, tal vez, con
mucha diferencia, este es el libro de poemas diferente al resto de todos los
leídos. No es un ejercicio de inmersión en el personaje que habla
metafóricamente en poesía de su locura, de sus delirios mentales…es una inmersión poética en la mente del
personaje. Sabemos que es real, que ha existido la persona cuya zozobrante
existencia llena de dolor y luces cegadoras, habita en estas páginas. Sabemos,
que el autor la conoció-y no voy a remarcar este aspecto-, pero lo que no
sabemos y sin embargo se trasluce, es como es posible que José Membrive, se haya
metido tanto en la mente del personaje, hasta el extremo de jugar a equilibrios
harto dolorosos y harto complicados. La poesía que está en la mente de la
enferma mental, no solo describe una experiencia psicótica perfecta,
alucinaciones esquizoide-paranoides y un mundo elaborada, para fortificarse
contra el síndrome de la realidad conjunta de la mente de los otros y contra la
hipotética narración ajustada del mundo de los otros, que es la realidad que
tejemos y que la poesía que esta el servicio del personaje desvela, que no
intenta. Hay tanto dolor, hay tanta capacidad de mimetizar, que me deja
asombrado. Probablemente el personaje ayude a la poesía-, en este caso ésa sí,
incluyendo que José Membrive pueda quedar en este lado, como alguien
secundario-, pero el autor ha penetrado también en la realidad de su personaje
poético-real, que al final la poesía rebaja la espuma del dolor y transitamos
en valles siniestros, en lugares dónde la mente de un enfermo mental ve en
blanco y negro y en color, el mundo que habita en su cabeza y que proyecta en
la realidad cotidiana, viviendo solo su fantasía y mezclando a veces ambas.
José Membrive demuestra una gran capacidad poética, instrumento que en
ocasiones podría írsele de las manos si hubiera sido un poeta más visceral, mas
temperamental…sin embargo domina la temática y la poesía revela esas zonas
oscuras, y no le estalla en las manos. El dolor habita como una sombra. Los
traumas de la niñez, así como los abusos sexuales, sufridos, el embarazo del
personaje femenino, surge adecuado, adherido a la experiencia que se cita y a
veces cayendo en el peligro demagógico de convertir en poesía un cuadro
clínico, con un colorido de luz abrasadora, logra Membrive salvar la poesía y
convertirla en un relato poético coherente que puede leerse despedazado pero
adivinando su estructura. El pozo, es
un mapa geográfico de poesía, donde una suave tormenta de versos, de amor y
mucha frustración, nos cuentan una historia sin salvación posible, encaminada
hacia la autodestrucción. Un canto de llanto callado. Purificación. Catarsis.
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