Artículo de Mikel
Goldstain/ reservado todos los derechos/Junio de 2015- Barcelona.
Nunca me acostumbro a
la gente de Barcelona. Todo y que yo vivo en esta ciudad, que me resulta una
ciudad que gana todos los méritos para ser la capital de la mala educación. Una
mala educación, sutil, mezquina y rastrera. Los españoles por lo general,
solemos ser maleducados y los primeros en practicarla. Es esta gente de aquí. Nuestra gente. Por ejemplo: hoy he ido a
comprar en dos supermercados: Open Cor y Carrefour Express. Bien. En el Open,
entró. Compro. Es un día festivo. Siempre procuro no ir estresado-a veces es un estado mental, más que una
situación, una realidad-. El lugar no es ni pequeño ni grande. Es lo de
siempre. Son las once de la mañana. Y ya lo ves: las empleadas están reponiendo
material, con toda la clientela pululando. Interfieren el paso. Molestan las
empleadas. Será que no es posible reponer antes de abrir. Voy a comprar fruta,
para pesarla, pero la báscula está llena de papeles de propaganda. Tendría que
molestarme en preguntar, si puedo quitar esos papeles, para pesar y donde están
las bolsas. Espero en la cola, guardando distancias razonables. Pero una señora,
se pega a mi espalda. Si avanzo un poco, se me pega casi en el culo. Debe
pensar que si gana más espacio, acabara antes. La señora que está por delante
de mí-es mayor-, recibe el permiso de la dependienta para poner los enseres
sobre la repisa del mostrador. No ha acabado el cliente al que acaba de cobrar,
y pide al cliente que se aparte, para el siguiente. Todo sea, ir cobrando
deprisa y echar al personal. Somos objeto de consumo. Como la señora es mayor y
tarda en sacar el dinero a cuentagotas, la dependienta le dice de mala
educación que se aparte, que me toca a mí. No lo hace la señora mayor y sigue buscando
monedas. Deposito mi compra y la
dependienta me cobra, diciendo el siguiente. Me aparto para cargar mi compra.
Voy al siguiente súper, que está al lado de casa y yo pensaba que en festivo
cerraban. Aquí el problema se multiplica. Mucha más gente. Compro dos zumos.
Llevo mochila. Voy a pasar, pero los pasillos son estrechos y una pareja, que
tiene un sentido del espacio particular, me obstaculiza el paso. Pido permiso,
pero no se apartan. Paso como puedo y
eso me irrita. Voy a la cola. Detrás de mí se pone la susodicha pareja. La señora
que tengo delante, pregunta a la cajera, que es bastante vulgar, si eso que
tiene en la mano es mantequilla en paquetitos. Le dice que no, que lo devuelva
a su sitio y coja la mantequilla. Así que esperamos mientras la señora busca la
mantequilla, algo que me parece absurdo. La cola crece y crece la tensión de
muchos tontos que hay en la cola, porque siempre tienen prisa.-y seguro que no
saben por qué. Es tener prisa por costumbre. Estrés inducido-. Finalmente la
vulgar cajera, vocifera a la señora que se apure. La pareja de detrás, me empuja.
Literalmente me empuja. No digo nada para no discutir. Pongo mis dos zumos en
la bandeja de la cajera, y ellos que tienes más cosas, apartan mis zumos, sin
pedirme permiso-.y ponen cosas. El tío, no me mira, lo hace. La cajera aparta
mis zumos y le dice al tío, que no…que no puede pasarlo, como si yo no
existiera. La señora viene con la mantequilla enfadada y protesta. La cajera
pasa de todo y le da el dinero, como si fuera una cosa, un objeto más. Una vez
has pagado, lárgate y déjame en paz, parece ser el mensaje subliminal. Yo pago
y abro mi mochila, para meter los zumos. El tío que va con su pareja, me aparta
y arroja despectivamente el ticket, yo espero, el cambio. Me da el cambio sobre
la repisa, donde está el tío, pero yo con calma recojo el dinero y el tío se
pone en medio, sin mirarme. Todo sin mirarme. Termino de poner los zumos en mi
mochila y el tío me arrincona, yo no abro la boca, para no entrar en conflicto
y me voy. Es como cuando vas al metro, vas a fichar y en el momento de hacerlo,
alguien te aparta, ficha y sale corriendo para coger el metro. Al final, acaba
esperando como tú, el siguiente metro. Es
la gente de aquí. Ese odio, esa actitud, esa forma de menospreciar al otro,
sin saber por qué y para qué…Esto es España, pasen y vea. Llámenlo Cataluña .O
castilla la Mancha, es España…Somos así. Ustedes juzguen.
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