martes, 22 de diciembre de 2015

LA AVENTURA PSICODELICA DE ALBERT EKAI- Fragmentos-.

Primera edición.
Barcelona, diciembre de 2015. (Versión digital: AMAZON. ES/ LEKTU)
Precio: 3 euros-
@Mikel Goldstain
http:literaturapsicodelica.blogspot.com.es//
ISBN 978 84-942188-9-7
Diseño gráfico:
Ricard Millàs
Primera edición en Papel: Abril de 2016- Editado por LARMBOOKS
Páginas :48
Precio:9 euros.
ISBN:978-84-942230-8-2
Impreso en España


Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, cualquiera que sea el medio empleado (mecánico,electrónico, fotocopia, etc.) sin la autorización expresa del copyright.

Esta obra está registrada en la Propiedad intelectual de la Generalitat de Cataluña.


Aquí os presentamos un fragmento de la novela corta de Mikel Goldstain: LA AVENTURA PSICÓDELICA DE ALBERT EKAI. Podeis encontrarla en papel, editado por LARMBOOKS, a 9 euros. En versión digital, por AMAZON. ES/ TEKTU, a 3 euros.Espero os guste. y os aviso, en cuanto esté disponible.



                                         






 1

Albert tuvo un sueño horrible: soñó que una pantera negra, le devoraba con hambre atrasada. El sueño era el resultado de su permanente estado de “colocación”. Pasó toda la noche durmiendo en la extraña casa, de Vicent, un tipo que conoció la noche anterior, en un local kistch. Cuando abrió los ojos, descubrió que la habitación era un agujero claustrofóbico. Hediondo. Estaba aún, demasiado colocado, para advertirlo con toda claridad. Además, debía cumplir cierto “encargo”. Promesas incumplidas, para el nuevo farlopa de Vicent. Evitaba plantearse la realidad de los hechos o su tesitura moral. Grillao con la marihuana y otros alucinógenos, vivía sobrao con todo eso. Conoció al farlopa de Vicent, en el cuchitril Kisch, bebiendo birras combinada con éxtasis, tripi y A-4. El cielo del local, le causó la impresión de estar sembrado de sirenas en perpetuo estado orgásmico. No importaba. ¿Por qué iba a importar? Se metieron de casi todo, hasta el culo. No más. Y apalancado en el cuchitril, durmió a pierna suelta. El piso era un mausoleo. La habitación hacía las veces de columpio de espuma rodante y arco iris mecido al compás de la música gurú. Salió de la habitación, aterrizando en la cocina. Amanecía. Probó café amargo y mordisqueo sin ganas tortitas de aceite. Vicent, le dejó lo prometido. El manjar de los colocaos: Cocaína, éxtasis, hachís, mierda sintética. Todo lo introdujo con manos temblorosas en una bolsa de plástico. Se rulo un porro. El deleite de los dioses. En el cuarto de baño, hizo sus necesidades, mientras se reía de la imagen que reflejaba el espejo.  Harto de vivir sometido a las normas innecesarias, optó por liberarse con las drogas. Y ahora era esclavo de las mismas drogas. Era el último alucinado de la historia. Regresó a la claustrofóbica habitación. La atmósfera viciada, despedía un hedor insoportable. Abrió la ventana, recibiendo en su plenitud la luz del Sol de septiembre. Respiró aire fresco. Y los vio…esparcidos como piezas de un puzle descuartizado. Cadáveres. Cadáveres imantados en charcos de sangre. Cadáveres de hombres y mujeres en el suelo, en la cama, en los rincones del pasillo. Cadáveres degollados, con la boca abierta, los ojos en blanco. Gritó. Y vomitó. Durante toda la noche, sin saberlo, había dormido en compañía de cadáveres. Arrancó en un llanto terrible, presa de temblores, mientras atacaba el porro y buscaba esnifar algo, para huir del asco, el terror, el miedo y la desolación. En el casi ridículo intento de huir de la habitación, pisó tambaleándose los cadáveres. Cadáveres en el salón. Cadáveres en la cocina. Cadáveres en todas partes.